martes, 25 de marzo de 2008

Hijos agresivos, padres desorientados

Casi dos de cada diez adolescentes desarrolla alguna forma de agresividad durante esta etapa de su vida. La incapacidad para expresar sus emociones y dialogar es el caldo de cultivo de sus actitudes violentas contra compañeros, padres o maestros, han advertido especialistas reunidos en el reciente 56 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Los pediatras proponen medidas para ayudar a los padres y a los mismos adolescentes a comunicarse mejor entre ellos. Toma nota.


Los expertos estiman que entre un 11 y un 16 por ciento de los adolescentes españoles desarrollan alguna forma de agresividad, ya sea mediante acoso escolar o bullying, violencia contra los padres, maestros o cualquier otro adulto. Se trata de un porcentaje que ha crecido sustancialmente en los últimos años, como han destacado los especialistas reunidos en Barcelona con motivo del 56º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

En palabras del doctor Josep Tomás i Vilatella, pediatra y psiquiatra del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, el incremento claro de los casos de agresividad se debe a "una menor capacidad para expresar los sentimientos y para dialogar por parte de los adolescentes de hoy día".

Para este especialista, actualmente el adolescente carece de las habilidades técnicas y sociales necesarias para desarrollarse en sociedad. Mientras que el adulto utiliza el lenguaje para expresar sus sentimientos, mediante el diálogo, reduciendo la tensión emocional y alcanzando una satisfacción personal, el lenguaje que utilizan habitualmente los jóvenes no les permite canalizar sus emociones.

Según el doctor Tomás i Vilatella, "la jerga adolescente, que con pocas palabras expresa multitud de situaciones, reduce infinitamente los matices, produciendo una situación de insatisfacción y dando lugar a que aparezca el lenguaje corporal que, en ocasiones, puede ser negativo". Así, según este especialista, "la violencia no es sino el fracaso del mecanismo de expresión de los sentimientos".

El doctor Tomás i Vilatella añade que esta incapacidad de comunicar sus sentimientos, que siempre ha existido, viene reforzada hoy día por la sociedad de consumo. "El niño y el adolescente de hoy se encuentra en una situación muy aislada y expuesto a modelos y conductas contradictorios, que no son los que ve en su casa. Esto le produce una situación de perplejidad y desorientación respecto a lo que está bien y lo que está mal, que tampoco mitigan los padres a través de la conversación y el diálogo". De hecho, en palabras del doctor Tomás i Vilatella, muchas veces son los mismos padres los que desarrollan conductas agresivas hacia otros adultos que sirven de "mal" ejemplo para sus hijos.

Jóvenes agresivos: ¿nacen o se hacen?

Diversos trabajos desarrollados por especialistas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), hablan de dos tipos de conductas agresivas: la proactiva y la reflexiva o secundaria. La primera de ellas parte de la propia constitución del individuo, que es incapaz de controlar sus impulsos y genera una respuesta violenta, sin que exista estímulo desencadenante, según han recordado especialistas en el Congreso de la AEP. De esta forma, busca su satisfacción a través de su comportamiento.

Por otro lado está la agresividad secundaria, que "es la más frecuente y es la que está aumentando en los últimos años", señala el doctor Tomás i Vilatella. En estos casos, la conducta agresiva surge como consecuencia de una situación desencadenante.

Pero, para que se produzcan este tipo de comportamientos, sea cual sea su causa, los expertos consideran necesario que se den tres factores esenciales: "En primer lugar, el niño ha de tener una predisposición para ello; en segundo, es necesario que exista un terreno adecuado para que algo de lugar a una respuesta agresiva; y finalmente, ha de existir una causa perpetuante que haga que dicha respuesta se produzca

repetidamente", explica el doctor Tomás i Vilatella.

Agresividad: medidas de choque

Los especialistas reunidos en el Congreso de Pediatría han admitido que la violencia adolescente es compleja de abordar pero no imposible. En ese sentido, según el especialista es necesario plantearse varias medidas:

1. Aumentar la autoridad moral en la escuela

2. Evitar las medidas punitivas sistemáticamente y sustituirlas por otras dialogantes, inductoras y facilitantes,

3. Desarmar la impulsividad de los padres que, por una parte son capaces de chillar y enfrentarse al maestro o al médico y, sin embargo, no lo son para imponerse a sus propios hijos.

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