lunes, 31 de marzo de 2008


LA OTRA HISTORIA DE PEPITO GRILLO

Pepito Grillo tuvo mala suerte,nació en el lugar equivocado en el momento equivocado. Él no lo sabía pero le iban a suceder muchas cosas, una de ellas podrían ser malos tratos, otras delincuencia, también coqueteos con las drogas a edades muy tempranas, demasiadas tempranas, faltaba mucho a clase pero a nadie le importaba, su padre murió hace mucho, su hermano mayor nunca se ocupó de él, demasiado ocupado en su negocio de cannabis y cocaína solo se ocupaba de él para ofrecerle unas caladas, su madre dormía casi todo el día, el estar con 10 hombres por noche cansa mucho. Pepito se hizo mayor, era todo un experto en eso de robar y reirse de las normas sociales.
Un día mientras dormía su madre entro en su cuarto:”Pepito, que han venido a llevarte a un centro de menores”

Pepito fue separado de su familia, pero Pepito no era consciente de lo que pasaba. En su nueva casa decidió continuar haciendo lo que le habían ensañado y aprendido.
En su comunidad decidieron que no tenían ningún recurso para él. Fue mandado a otro sitio a centenares de kilómetro de su casa. Allí cumplió 13, 14 ,15, 16, 17 años….Pepito se acerca a la mayoría de edad, aún no está preparado, el cree que sí aunque en su fuero interno sabe que el mundo se lo va a comer,se lo contó a Barbu una vez. Tiene miedo,se sabe incapaz de controlarse, además no sabe hacer nada.

La consejería de asuntos sociales de su comunidad lo ha mantenido en la burbuja del sistema de protección durante años. Miles de euros después, en este mundo todo se comprende mejor si adjuntamos una cifra, Pepito abandonará el sistema de protección, de raza gitana(problemilla en este país xenófobo), medio analfabeto, sin formación se va a enfrentar a mundo con una edad el la que yo era un niñato con mayúsculas.
La sociedad le va exigir lo que no se le exige a niños de su edad. Hemos estado llevando a Pepito por un alegre sendero hasta llevarlo a un lado del barranco, el problema es que hemos olvidado construir el puente.
¿Quién se atreve a darle el empujón?

¿ a alguien le importa? La respuesta me temo que es no
¿alguien esta interesado en resolver este incongruencia? Creo que no
¿alguien se ha parado a pensar lo mal montado que esta todo? Espero que si
¿me equivoco en mis reflexiones? Seguramente si

Trasladan a un menor del centro de Loiu al atacar con un cristal a un educador
El trabajador, que sufrió cortes en tres tendones de una mano y en una pierna, tuvo que ser operado

ESTIBALIZ SANTAMARÍA/LOIU









Un menor residente en el centro de acogida Zabaloetxe de Loiu ha tenido que ser trasladado al de Zumarraga después de provocarle graves heridas a uno de sus educadores durante una discusión. Los hechos ocurrieron hace dos semanas, cuando el joven atacó con un cristal al trabajador del centro, causándole cortes en una pierna y, sobre todo, en una mano. La víctima tuvo que ser operada ese mismo día al comprobar que tenía tres tendones dañados. Aunque el primer diagnóstico fue más pesimista, parece que recuperará totalmente la movilidad de la mano.

Al día siguiente de la trifulca, el joven fue trasladado el centro de menores de Zumarraga, donde se encuentra a la espera de acudir a la Fiscalía de Menores. Llevaba poco tiempo en Loiu, a donde llegó derivado del centro de Amorebieta por motivos de espacio. Los responsables de la residencia aseguran que nunca había protagonizado ninguna situación similar, pero un compañero del educador herido no comparte esta versión. «Ya había tenido otros amagos de conflicto. Una vez destrozó mobiliario del centro, rompiendo varias ventanas», describe el trabajador. «Además, este chaval tenía dos causas pendientes en San Sebastián y Santander por agresión a educadores o a compañeros y tiene una orden de repatriación de Barcelona, por la que los Mossos d'Escuadra le tenían en busca y captura para llevarle a Marruecos».

Por ello, este educador lamenta «la falta de coordinación y de información» entre los centros y asegura que los trabajadores se encuentran «indefensos y sin respaldo» en su puesto, ya que «este tipo de trifulcas son muy habituales. Son chavales complicados que admiten muy mal cualquier negativa».

Diez ingresos al mes

El director del centro Zabaloetxe no comparte esta versión. Según Carlos Sagardoy, «nos encontramos en un momento mucho más tranquilo que otras épocas, sobre todo desde la apertura de los centros de Berriz y Amorebieta». Una sensación compartida por varios comerciantes y hosteleros del pueblo. Loiu ha dejado de ser un centro de primera acogida, para convertirse en residencial y, tal y como explica el director, «nos llegan chavales más estables y controlados. Además, ahora recibimos una media de 10 ingresos al mes, frente a los 30 que teníamos antes».

En cuanto al supuesto pasado violento del menor, Sagardoy afirma que en su expediente no aparecía ningún conflicto anterior y niega que exista falta de coordinación e información entre los centros de acogida. «Yo participo en la Red Estatal de Solidaridad para Menores y allí muchos centros compartimos proyectos y contrastamos informaciones concretas sobre el motivo de los traslados», subraya. En el caso de este menor, llegó a Vizcaya desde Barcelona, un camino bastante habitual ya que «algunas comunidades como Cataluña, debido a la saturación en los centros, han optado por repatriarlos. Los chavales los abandonan y buscan otra oportunidad en las demás autonomías», detalla.

jueves, 27 de marzo de 2008



Los educadores alertan de la saturación del Zambrana y las continuas agresiones
La Junta justifica que las medidas de seguridad son «suficientes» y afirma que el centro cuenta en la actualidad con 59 internos sobre una capacidad máxima de 70

«Trabajar allí supone un riesgo constante para los educadores al estar expuestos a agresiones de todo tipo en unos pasillos que carecen de cámaras de seguridad dentro de unos espacios enormes de los que está encargado un solo vigilante», asegura un empleado del centro de menores Zambrana.Los trabajadores de las instalaciones del paseo de Juan Carlos I, en Delicias, criticaron ayer, a raíz de la brutal agresión que sufrió uno de ellos el lunes de la semana pasada, «la total impunidad con la que actúan unos menores para los que el castigo máximo por golpear a un educador es de siete días de aislamiento». Ese precisamente fue el castigo que ayer culminó J. S. A., el dominicano de 18 años que golpeó con una muleta en la cabeza a un educador en quince ocasiones y que ha vuelto a incorporarse a su unidad ordinaria a pesar de que un informe psicológico advierte sobre sus trastornos mentales.

Habitaciones duplicadas

Los educadores alertan también de la saturación de un centro de reforma que alberga, según su testimonio, «a cerca de setenta internos cuando su capacidad operativa real no pasa de cincuenta», lo que obliga a «meter literas y duplicar habitaciones con los consiguientes problemas para atender a los internos en condiciones».
Eso al margen de la «falta de seguridad» que los educadores consideran que padece el Zambrana como un mal endémico y que propicia situaciones como la del día de la agresión, cuando la víctima se encontraba sola en un ala del edificio con los menores.No opina lo mismo el gerente regional de Servicios Sociales de la Junta, Antonio Sáez, quien considera que la actual plantilla de 40 vigilantes y 76 educadores «es suficiente para asistir a los -según su testimonio- 59 menores que están internados ahora mismo en el Zambrana». Un centro que, según su responsable político, cuenta con una capacidad máxima para acoger a setenta chicos.

Con respecto a las críticas vertidas por los educadores sobre la falta de medidas correctivas contra los agresores, Sáez justifica que «esas decisiones dependen directamente de los jueces y fiscales de menores y nosotros nos limitamos a acatar las medidas que dictaminen», además de añadir que «incluso las decisiones como el aislamiento no las podemos adoptar unilateralmente».El gerente regional resume que «el razonable buen funcionamiento de un centro en el que no hay que olvidar que están internados menores conflictivos lo refleja la ausencia de incidentes graves en los últimos dos años».

Vidas en peligro

No opinan lo mismo los trabajadores del Zambrana consultados. Estos coinciden en lamentar la «pasividad de la Junta ante las agresiones constantes que llevamos sufriendo a diario desde hace años y que estamos aguantando hasta que ves cosas como la del lunes y te das cuenta de que tu vida realmente corre peligro».Los educadores señalan la, a su juicio, «ineficacia del plan de riesgos» elaborado hace poco más de un año por la Junta -con más de dos años de retraso- y que «no contempla la forma concreta de actuar ante agresiones graves».Antonio Sáez, por su parte, insiste en destacar la «correcta gestión» de unas instalaciones en las que «las medidas de seguridad y educativas son suficientes», si bien reconoce la imposibilidad de que «no se produzcan incidentes de ningún tipo en un centro» que acoge a menores problemáticos

martes, 25 de marzo de 2008

Hijos agresivos, padres desorientados

Casi dos de cada diez adolescentes desarrolla alguna forma de agresividad durante esta etapa de su vida. La incapacidad para expresar sus emociones y dialogar es el caldo de cultivo de sus actitudes violentas contra compañeros, padres o maestros, han advertido especialistas reunidos en el reciente 56 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Los pediatras proponen medidas para ayudar a los padres y a los mismos adolescentes a comunicarse mejor entre ellos. Toma nota.


Los expertos estiman que entre un 11 y un 16 por ciento de los adolescentes españoles desarrollan alguna forma de agresividad, ya sea mediante acoso escolar o bullying, violencia contra los padres, maestros o cualquier otro adulto. Se trata de un porcentaje que ha crecido sustancialmente en los últimos años, como han destacado los especialistas reunidos en Barcelona con motivo del 56º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

En palabras del doctor Josep Tomás i Vilatella, pediatra y psiquiatra del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, el incremento claro de los casos de agresividad se debe a "una menor capacidad para expresar los sentimientos y para dialogar por parte de los adolescentes de hoy día".

Para este especialista, actualmente el adolescente carece de las habilidades técnicas y sociales necesarias para desarrollarse en sociedad. Mientras que el adulto utiliza el lenguaje para expresar sus sentimientos, mediante el diálogo, reduciendo la tensión emocional y alcanzando una satisfacción personal, el lenguaje que utilizan habitualmente los jóvenes no les permite canalizar sus emociones.

Según el doctor Tomás i Vilatella, "la jerga adolescente, que con pocas palabras expresa multitud de situaciones, reduce infinitamente los matices, produciendo una situación de insatisfacción y dando lugar a que aparezca el lenguaje corporal que, en ocasiones, puede ser negativo". Así, según este especialista, "la violencia no es sino el fracaso del mecanismo de expresión de los sentimientos".

El doctor Tomás i Vilatella añade que esta incapacidad de comunicar sus sentimientos, que siempre ha existido, viene reforzada hoy día por la sociedad de consumo. "El niño y el adolescente de hoy se encuentra en una situación muy aislada y expuesto a modelos y conductas contradictorios, que no son los que ve en su casa. Esto le produce una situación de perplejidad y desorientación respecto a lo que está bien y lo que está mal, que tampoco mitigan los padres a través de la conversación y el diálogo". De hecho, en palabras del doctor Tomás i Vilatella, muchas veces son los mismos padres los que desarrollan conductas agresivas hacia otros adultos que sirven de "mal" ejemplo para sus hijos.

Jóvenes agresivos: ¿nacen o se hacen?

Diversos trabajos desarrollados por especialistas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), hablan de dos tipos de conductas agresivas: la proactiva y la reflexiva o secundaria. La primera de ellas parte de la propia constitución del individuo, que es incapaz de controlar sus impulsos y genera una respuesta violenta, sin que exista estímulo desencadenante, según han recordado especialistas en el Congreso de la AEP. De esta forma, busca su satisfacción a través de su comportamiento.

Por otro lado está la agresividad secundaria, que "es la más frecuente y es la que está aumentando en los últimos años", señala el doctor Tomás i Vilatella. En estos casos, la conducta agresiva surge como consecuencia de una situación desencadenante.

Pero, para que se produzcan este tipo de comportamientos, sea cual sea su causa, los expertos consideran necesario que se den tres factores esenciales: "En primer lugar, el niño ha de tener una predisposición para ello; en segundo, es necesario que exista un terreno adecuado para que algo de lugar a una respuesta agresiva; y finalmente, ha de existir una causa perpetuante que haga que dicha respuesta se produzca

repetidamente", explica el doctor Tomás i Vilatella.

Agresividad: medidas de choque

Los especialistas reunidos en el Congreso de Pediatría han admitido que la violencia adolescente es compleja de abordar pero no imposible. En ese sentido, según el especialista es necesario plantearse varias medidas:

1. Aumentar la autoridad moral en la escuela

2. Evitar las medidas punitivas sistemáticamente y sustituirlas por otras dialogantes, inductoras y facilitantes,

3. Desarmar la impulsividad de los padres que, por una parte son capaces de chillar y enfrentarse al maestro o al médico y, sin embargo, no lo son para imponerse a sus propios hijos.
¿Aumentan contenidos educativos en TV infantil?

Estudio del Consejo Nacional de Televisión muestra que aumentaron a un 82% las temáticas que entregan enseñanzas

Conductas disruptivas

En la medición del Barómetro de la Calidad de la Programación Infantil se incorporó por primera vez la presencia de conductas disruptivas, es decir, egoísmo, deshonestidad, manipulación e insolencias, entre otras. Estas representaciones aparecen en el 77% de los capítulos. "Hay una tendencia de la industria que tiene que ver con la aparición de los tweens y con una mirada más irreverente de los personajes de la programación infantil hacia el poder, la autoridad, los profesores y los padres. Se ve una cierta rebeldía que se está reflejando y que antes no existía", acota Patricia Politzer. Pero, si bien la presencia es alta, sólo en un 6% es relevante en la acción del programa, mientras que el 42,2% y el 51,8% es irrelevante y medianamente relevante, respectivamente.

Para Dolores Souza, sicóloga y directora de estudios del CNTV, "es novedoso cómo se presenta la relación con los adultos de modo más horizontal, aunque es difícil separar cuándo es irrespetuoso o gracioso y horizontal".

Violencia irrelevante

Uno de los indicadores que dejó conforme al Consejo es que la violencia en los programas para niños en más bien irrelevante. "La que se muestra es a veces lúdica, marginal, se presenta de manera incidental dentro del capítulo, pero no como elemento central", indica Patricia Politzer.

Esto se ve en especial en los programas de producción nacional, que son los que menos exhiben estos contenidos, en comparación con los extranjeros.

Estudio muestra que hay pocos programas para preescolares

Uno de los grupos abandonados por la programación infantil son los preescolares. "La industria debería hacer un esfuerzo porque hay pocos programas para menores de cuatro años", indica la presidenta del Consejo Nacional de Televisión, Patricia Politzer.

Aunque admite que es preocupante que niños de menos de dos años estén viendo TV, indica que al menos deberían estar expuestos a programas adecuados a su edad.

Entre las razones de este vacío está el costo de estas series: "La producción para preescolares es de alto nivel, por lo que es más cara. Son programas más complicados en sus guiones y producción", detalla. Advierte que, pese a que son pocos (6,6% de la programación de TV abierta), son de alta calidad, sin violencia y con un contenido mínimo de lenguaje inapropiado y conductas disruptivas, las que -además- son irrelevantes.

Los trastornos neuropsiquiátricos podrían elevarse en un 50% y ser una de las 5 causas más comunes de morbilidad, mortalidad e incapacid en menores

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en España existen entre 620.000 y 780.000 menores afectados con trastornos del comportamiento y se calcula que hay 1.300.000 con riesgo de padecerlos. Además los profesionales reunidos por la Fundación Internacional O'Belén en relación al IV Congreso Internacional sobre Trastornos del Comportamiento en menores, celebrado en Palma de Mallorca el pasado fin de semana, aportaron diez medidas necesarias para prevenir y responder a las preocupaciones que plantea el "creciente fenómeno de las conductas disruptivas en menores y avanzar así en la solución de un problema social cada vez más acuciante". Asimismo, se dio especial relevancia a las terapias de ayuda para los trastornos de conducta que pueden ser aplicadas en la escuela, el entorno familiar, la salud y los sistemas de protección y justicia.
El presidente de la fundación, Emilio Pinto, señaló que los trastornos del comportamiento en menores "son uno de los mayores problemas que sufre nuestra sociedad, por que requiere una intervención eficaz, urgente y coherente que involucre a todos los agentes sociales y que, de no actuar a tiempo, esto producirá un grave deterioro en nuestro tejido social".
Entre las medidas citadas, se propuso la universalización del acceso gratuito a los servicios públicos de atención especializada en trastornos del comportamiento a todos los menores en riesgo y no sólo a los que están dentro del Sistema de Protección o Reforma; la potenciación del trabajo en red, involucrando a las Administraciones sociales, sanitarias, educativas y judiciales en la búsqueda de respuestas, y la disposición de recursos para el tratamiento de los casos graves y de servicios de consultoría en los casos leves y moderados.
En la misma línea, la organización pidió una investigación cualitativa y cuantitativa en este ámbito que sirva de base de formación y capacitación de quienes están en contacto con el problema, y la realización de cambios necesarios en todos los ámbitos y no sólo en lo que afecta a la protección del menor.
De hecho, indicaron que "sólo grandes cambios sociales pueden modificar la tendencia de crecimiento de los trastornos del comportamiento en España". Asimismo, se promovió la creación de un observatorio de estos trastornos, una plataforma de coordinación, conocimiento y apoyo a las familias y profesionales del sector mediante un teléfono de atención y el soporte informático necesario, involucrando a instituciones públicas y privadas. Además, el organismo apuntó hacia la reflexión y valoración "adecuada" antes de ingresar a los menores en centros de reforma, "al no ser éstos los lugares adecuados para el tratamiento de estos trastornos", y se propuso "la no estigmatización de los menores con diagnósticos alarmantes e inamovibles". Finalmente, se aconsejó el análisis de la intencionalidad de un comportamiento para discernir entre la pertenencia o no a lo patológico, ya que no todos los comportamientos se identifican con un trastorno; y la sensibilización a la sociedad, a través de los medios de comunicación y de las instituciones implicadas.

Cada día me llegan más casos de PADRES VÍCTIMAS DE HIJOS AGRESIVOS.

Un niño consentido puede terminar siendo adolescente agresivo.

Es en el hogar donde se puede variar el perfil arisco del mundo. Autoridad, competencia y confianza son las armas de los padres educadores. Las agresiones no se dan en niveles socioeconómicos bajos ni en gitanos.

Hace ya una década que Javier Urra Portillo, psicólogo de la Fiscalía del menor, supo, y lo publicó, y lo repitió hasta la saciedad, que la violencia real no estaba en las calles ni en los institutos sino en el hogar, que los niños eran generalmente las víctimas de esta violencia pero también, ocasionalmente, los agresores. Aquel ocasionalmente se ha ido acentuando con el tiempo. Al despacho de Javier Urra llegan ya, con una frecuencia cada vez más alarmante, padres pidiendo ayuda, padres que no saben cómo controlar a hijos apenas adolescentes, padres que han perdido toda autoridad, y lo que es peor, padres tan angustiados como asustados porque ya han sufrido los primeros embates de una criatura sin control alguno que para conseguir lo que quiere, aquí, ahora, ya, no duda en utilizar no ya el chantaje, el engaño, y las amenazas, sino la violencia física pura y dura. Sobre todo ello Javier Urra ha escrito un libro desolador y también ejemplar que muchos padres deberían aprenderse de memoria para evitar su propia infelicidad y la de sus hijos. Lleva un título, «El pequeño dictador», editorial La Esfera de los Libros, muy acomodaticio que seguramente a él no le habrá gustado demasiado porque enuncia con paños calientes una realidad mucho más dura.

En realidad los pequeños dictadores que él conoce y de los que habla son criaturas despóticas y crueles que si nadie les abre la mente a tiempo con una buena ración de disciplina y racionalidad terminarán llenando los reformatorios primero y las cárceles después. «Seguramente el título es demasiado blando para la realidad que denuncio» explica Javier Urra, «aunque ya se aclara en los dos subtítulos: Cuando los padres son las víctimas y Del niño consentido al adolescente agresivo. Yo soy consciente de que seré criticado por muchos, que me llamarán alarmista y me acusarán de estigmatizar a niños y jóvenes... Ya sé que en la mayoría de los hogares la relación padres/hijos funciona muy bien y que ambos se sienten mutuamente orgullosos, se comprenden, se respetan y se quieren. Pero no tengo mas remedio que denunciar una realidad que está creciendo exponencialmente ante mis ojos, día a día, y eso pese a la resistencia de los padres a asumirla. Es muy duro para un padre o una madre admitir que su hijo le pega porque delata un clamoroso fracaso educativo».

Rabietas sin respuesta

P.- ¿De qué tipo de niños hablamos?

R.- Se trata en su mayoría de hijos únicos, o hijos últimos, cuyos hermanos han abandonado ya el hogar y que tratan de imponer su propia ley en casa. Son niños caprichosos, sin límites, que dan órdenes a los padres, que organizan la vida familiar, que quieren ser constantemente el centro de atención. Son desobedientes, desafiantes, no aceptan frustración alguna... Lo que quieren, lo quieren al instante... y si no se les pone límite, si los padres no ponen coto a sus desmanes seguramente se convertirán en adolescentes conflictivos mucho más difíciles de controlar.

P.- ¿En qué momento se da ese primer paso que luego ya es imparable?

R.- Se da a edades muy tempranas y por cosas absolutamente normales en un niño. Es normal que un niño coja una rabieta cuando no consigue lo que quiere. Lo que no es normal es que el padre y la madre no sepan encauzar esas rabietas, no sepan que un niño debe aprender a no tener todo cuanto quiere, no consigan enseñarle cómo afrontar una frustración, algo que necesariamente el niño tendrá que aprender para poder desenvolverse el día de mañana en la vida...

P.- Así que empieza con rabietas inocentes mal llevadas por los padres...

R.- Ese niño que tira el bocadillo que lleva de casa porque lo que quiere es un donut, y va la madre y se lo compra. Ese niño que no cede el columpio en un jardín público sin que la madre haga la menor señal para obligarle a dejarlo y enseñarle a compartir las cosas. Ese niño que pega desde muy crío sin que nadie le enseñe que eso nunca debe hacerse... Esta mañana en el aeropuerto he visto una familia con un crío que no tendría más de tres años que le dio una patada a su abuelo cuando le dijo que no pusiera los pies en el asiento, ante la absoluta impasibilidad de sus padres... Jamás se debe hacer una broma sobre un niño que pega incluso si es pequeñito. El niño no es responsable a esa edad, pero sí sabe cuándo se le habla en serio. Los padres son los responsables de su educación. Si nadie le enseña desde pequeñito que nunca, nunca, se debe tratar con violencia a una persona, crecerá ignorante, creerá que pegar es un derecho adquirido y seguirá pegando mientras con ello consiga lo que quiere.

P.- ¿Qué realidad contradictoria se está dibujando? Hay que proteger niños maltratados por sus padres y a padres maltratados por sus hijos...

R.- Hemos pasado de una educación de respeto absoluto, casi de miedo al padre, al profesor, a las autoridades que la sociedad establece, en la que ciertamente se han cometido y se siguen cometiendo muchos abusos de autoridad, a una sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes. De los niños traumatizados hemos pasado a la parálisis educativa por no traumatizar al niño. Se les cede, se les permite, se les ofrece todo lo que sus padres no tuvieron y ahí, en ese toma y daca, es donde muchos padres han perdido el norte, la autoridad y la fuerza moral.

«Niño agenda» y «niño llave»

P.- La vida de muchos padres es difícil: el trabajo, los horarios, las propias tensiones personales...

R.- Lo sé, lo sé... Vivimos contra reloj, no hay tiempo de escuchar, de contar cuentos o jugar con los hijos... Estamos demasiado cansados. Los niños viven ese estrés, son «niños-agenda» que van de una actividad extraescolar a otra, o niños que pasan mucho tiempo solos, o niños que deambulan entre la casa de un padre y una madre separados... Y luego los problemas de la propia estructura familiar, familias con uno o dos hijos, con lo que los «reyes de la casa» seguirán reinando toda su vida, familias nucleares, madres primerizas que se encuentran solas en su tarea, parejas separadas que ceden para evitar conflictos...

P.- Y el mundo, además, se ha hecho mucho más complejo...

R.- Y las diferencias educativas, los modelos, son múltiples y van desde los «niños-llave» que llevan colgada al cuello la llave de casa y pasan solos el resto de la jornada, frecuentemente ante el televisor, o niños superprotegidos a los que se les acompaña a todo sitio en todo momento...

P.- Autoridad, competencia y confianza eran las armas de los padres educadores. ¿Ya no sirven?

R.- ¡Claro que sirven! Lo que ocurre es que muchas veces, cuando escucho a los padres que vienen a mi despacho a lamentarse, tengo la sensación de que no sé quién es más adolescente, si los padres o los hijos. Hace un momento, donde tu estás sentada ahora, he tenido unos padres. Llegaron con un hijo de 14 años que entró el primero en mi despacho y sin mediar palabra se sentó en una de las dos sillas que hay. «Levántate de ahí, le dije, y deja ese sitio a tu madre». El chaval, obedeció al instante, y se corrió a la otra silla. «Ahí, tu padre. Tú de pie», tercié. Se levanto sin protestar. Le parecía lo más normal del mundo ocupar él el asiento. Luego hablé con unos y otros por separado. Los padres estaban asombrados, creían que eran unos buenos padres: «le damos lo que quiere, me decía el padre, le compramos ropa de marca con grandes esfuerzos porque aunque tengo un buen puesto de camarero en un buen restaurante, no me sobra la paga... Le paso 70 euros a la semana para sus gastos, su madre le compra una caja de tabaco rubio al día. Nada le basta y está comenzando a ser agresivo y ya no quiere ir a la escuela, no sabemos qué hacer con él...» El chico por su parte encontraba lo mas normal del mundo sus peticiones, eran sus padres y tenían que atender a sus necesidades...

P.- ¿Se querían?

R.- Escuchando al chico llegue a la misma conclusión que ya he llegado en otros casos. Son chicos que crecen en una gran desvinculación

afectiva. No es que rechacen a sus padres, es que no tienen con ellos vínculo afectivo alguno.

P.- ¿Y eso ocurre en toda circunstancia?

R.- Esta desvinculación y las consiguientes agresiones no se dan en los niveles socioeconómicos bajos, no se da entre los gitanos... Se da sobre todo en hijos únicos, o en hijos que han tenido una equívoca relación edípica con su madre, una ambigua relación en la que la madre le consiente todo, permite que duerma en su cama, y no hablo de relación incestuosa, pero sí como una situación que el chico vive como diciendo «soy el rey de la casa». También algún niño que ha sido maltratado y cuando es mayor lo devuelve y pega a su madre. También porque ve que su padre pega a su madre para obtener dinero y el hijo hace otro tanto para obtener lo que quiere. En casos de separación mal llevados en los que el padre le dice al chico, «no hagas caso a tu madre, es una loca», y cuando su madre le obliga a ducharse, a estudiar, a llegar a la hora a casa, se rebela, da un portazo, da un empujón, y si ve que no hay respuesta, se crece y va a mayores.

Primero yo y siempre yo

P.- ¿Pasa con padres adoptivos?

R.- Poco pero pasa. Pasa con esos padres adoptivos que se creen sin fuerza moral para educar. «Si se me enfrenta, a fin de cuentas no soy su padre...», se dicen, y ahí mismo está el problema: es el padre el que no se ha terminado de creer que realmente sí es el padre, no ha asumido sus responsabilidades de padre... De todas formas, el grupo principal que yo trato en mi consulta no provienen de estos sectores que hemos hablado sino entre hijos de nuevos ricos.

P.- ¿Nuevos ricos?

R.- Si, ese hijo de padres que han llegado a tener un poder adquisitivo que sus padres no tuvieron y que quieren dar a su hijo todo lo que ellos no tuvieron. Este hijo es el rey de la casa: primero yo, luego yo y siempre yo... Se admiten con normalidad cosas fuera de todo sentido. Mi mujer y yo cenamos la otra noche con un grupo de amigos. Sonó un móvil de uno de los reunidos. «Me tengo que ir, lo siento, pero tengo que recoger a mi hijo de la discoteca y no me lo había advertido antes...» Son niños que hacen y deshacen y disponen de los padres para todo sin pararse a consultar primero. La filosofía es lo que quiero, lo quiero ya, ahora mismo. Lo lleva pidiendo así desde que era un crío enrabietado. A los 4 años, hace gracia y la gente que le rodea, padres, abuelos... se ríe y le da lo que quiere. A los 7 años, un buen día, pega una patada a su madre porque no le da lo que quiere y no pasa nada: «cosas de críos». A los 13 el niño se ha convertido en el tirano de la casa, dice que no le da la gana ir al colegio y vuelve a las tantas, piensa que su casa es un hotel en el que entra y sale cuando quiere, abre la nevera y come cuando y cuanto quiere. Marca su territorio constantemente desbordando a sus padres, a su madre sobre todo, porque esos padres no suelen ni aparecer...

Jamás han sufrido un castigo

P.- ¿Y qué hace la Fiscalía cuando vienen padres a pedir ayuda?

R.- A veces si la relación con sus padres está muy emponzoñada, lo mejor es separar al chico, distanciarlo de sus padres y enviarlo a otro núcleo familiar, a un tío.... Son chicos que jamás han sufrido un castigo y ese primer castigo les impacta mucho. Nosotros sabemos que los chicos son los chivos expiatorios de una relación fallida, algo ha fallado en su entorno, hay que volver a restablecer los lazos familiares de respeto y afectos perdidos. El problema es que muchos padres que vienen aquí pidiendo ayuda, no saben en realidad lo que quieren porque cuando el problema es serio y les proponemos hacernos cargo del chico, se retraen. «No, no, te dice el padre, es que parece como si le hubiéramos denunciado» «Oiga, les digo, es que usted lo está denunciado porque si no lo denuncia no puede entrar aquí».

P.- ¿El encierro es necesario?

R.- No siempre. A veces basta enviar a los servicios sociales cuyos profesionales estudian la situación, ven cómo se manejan los conflictos, por qué se calientan las cosas, que errores hay por medio... Y entonces empieza una terapia de recuperación.

P.- ¿Se puede obligar a querer?

R.- Esa es la cuestión. No puedes obligar a querer. Tenemos padres que no saben ser padres. Más aún: nos encontramos con adultos que no son adultos y que siguen anclados en una adolescencia inmadura. El chico lo sabe y busca fuera ese norte, esa orientación que todo chico necesita. Lo busca en la calle, en las pandillas, en la droga... Por eso es bueno que los padres se cuestionen sobre ellos mismos: ¿son un buen ejemplo? porque hasta la adolescencia son los principales referentes de sus hijos. Por eso siempre he creído que para evitar futuros comportamientos violentos no hay nada tan rentable como la prevención con los niños más pequeños. Es en el hogar donde se puede variar el perfil arisco del mundo, si en ese hogar brilla el cariño, la comprensión y el respeto ˜

Características familiares y habilidades sociocognitivas en niños con conductas disruptivas


El desarrollo de las habilidades sociocognitivas en los niños tiene su base en las prácticas de crianza familiar, en los estilos de resolución de problemas entre sus miembros y en las estrategias autorregulatorias de la dinámica familiar. En este estudio se compararon las habilidades cognitivas infantiles para la solución de problemas interpersonales en niños con y sin conductas disruptivas de zonas socialmente vulnerables de Mendoza - Argentina y se exploraron las características familiares de ambos grupos de niños. Se evaluó a 60 niños de ambos sexos, entre 8 y 10 años de edad: 30 con Conductas Disruptivas y 30 sin ellas. Para la detección de los niños con y sin conductas disruptivas se utilizó la Guía de Observación Comportamental para niños (Ison & Fachinelli, 1993). Las habilidades sociocognitivas infantiles fueron evaluadas por medio del EVHACOSPI (García Pérez & Magaz Lago, 1998) y se entrevistó a los padres de los niños para obtener información sobre las características familiares. Los resultados mostraron que los niños con conductas disruptivas presentaron mayor dificultad para definir una situación problema, para elegir alternativas adecuadas y tomar decisiones pertinentes, en comparación con los niños sin ellas. En las familias de niños con conductas disruptivas predominó un estilo vincular agresivo, conductas negligentes físicas y psicoafectivas y disciplina parental rígida. Nuestros resultados muestran que los modelos familiares disfuncionales favorecen la aparición y mantenimiento de déficits en ciertas habilidades sociocognitivas implicadas en la autorregulación de la conducta infantil. El detectar estos déficits posibilita diseñar programas psicoeducativos tendientes a la prevención de futuros desajustes psicosociales.
¿Aumentan contenidos educativos en TV infantil?



Conductas disruptivas

En la medición del Barómetro de la Calidad de la Programación Infantil se incorporó por primera vez la presencia de conductas disruptivas, es decir, egoísmo, deshonestidad, manipulación e insolencias, entre otras. Estas representaciones aparecen en el 77% de los capítulos. "Hay una tendencia de la industria que tiene que ver con la aparición de los tweens y con una mirada más irreverente de los personajes de la programación infantil hacia el poder, la autoridad, los profesores y los padres. Se ve una cierta rebeldía que se está reflejando y que antes no existía", acota Patricia Politzer. Pero, si bien la presencia es alta, sólo en un 6% es relevante en la acción del programa, mientras que el 42,2% y el 51,8% es irrelevante y medianamente relevante, respectivamente.

Para Dolores Souza, sicóloga y directora de estudios del CNTV, "es novedoso cómo se presenta la relación con los adultos de modo más horizontal, aunque es difícil separar cuándo es irrespetuoso o gracioso y horizontal".

Violencia irrelevante

Uno de los indicadores que dejó conforme al Consejo es que la violencia en los programas para niños en más bien irrelevante. "La que se muestra es a veces lúdica, marginal, se presenta de manera incidental dentro del capítulo, pero no como elemento central", indica Patricia Politzer.

Esto se ve en especial en los programas de producción nacional, que son los que menos exhiben estos contenidos, en comparación con los extranjeros.

Estudio muestra que hay pocos programas para preescolares

Uno de los grupos abandonados por la programación infantil son los preescolares. "La industria debería hacer un esfuerzo porque hay pocos programas para menores de cuatro años", indica la presidenta del Consejo Nacional de Televisión, Patricia Politzer.

Aunque admite que es preocupante que niños de menos de dos años estén viendo TV, indica que al menos deberían estar expuestos a programas adecuados a su edad.

Entre las razones de este vacío está el costo de estas series: "La producción para preescolares es de alto nivel, por lo que es más cara. Son programas más complicados en sus guiones y producción", detalla. Advierte que, pese a que son pocos (6,6% de la programación de TV abierta), son de alta calidad, sin violencia y con un contenido mínimo de lenguaje inapropiado y conductas disruptivas, las que -además- son irrelevantes.


Fuente: www.latercera.cl, Tendencias, 11 de agosto de 2005.

Sólo grandes cambios sociales pueden frenar el crecimiento de los trastornos del comportamiento en menores



MADRID, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -


Sólo grandes cambios sociales pueden frenar el crecimiento de los trastornos del comportamiento en menores en España, según informó hoy la Fundación O Belén en relación a la celebración del IV Congreso Internacional sobre Trastornos del Comportamiento en menores, celebrado en Palma de Mallorca el pasado fin de semana.

Así, los expertos señalaron que "es necesaria la realización de cambios necesarios en todos los ámbitos y no sólo en lo que afecta a la protección del menor".

El presidente de la fundación, Emilio Pinto, señaló que estos trastornos en menores "son uno de los mayores problemas que sufre nuestra sociedad, que requiere una intervención eficaz, urgente y coherente que involucre a todos los agentes sociales y que, de no actuar a tiempo, esto producirá un grave deterioro en nuestro tejido social".

Asimismo, se dio especial relevancia a las terapias de ayuda para los trastornos de conducta que pueden ser aplicadas en la escuela, el entorno familiar, la salud y los sistemas de protección y justicia.

A continuación, los expertos informaron que los trastornos neuropsiquiátricos podrían elevarse en un 50 por ciento para el año 2020 y ser una de las cinco causas más comunes de morbilidad, mortalidad e incapacidad en menores. Según los datos, en España existen entre 620.000 y 780.000 menores afectados con trastornos del comportamiento, que representan entre un 7 por ciento y un 8 por ciento del total de los menores españoles, y se calcula que hay 1.300.000 con riesgo de padecerlos.

MEDIDAS PARA FRENAR EL CRECIMIENTO DE ESTOS TRASTORNOS EN MENORES.

Durante el congreso, se propusieron diez medidas "necesarias para prevenir y responder a las preocupaciones que plantea el creciente fenómeno de las conductas disruptivas en menores y avanzar así en la solución de un problema social cada vez más acuciante", señaló la fundación.

Entre estas medidas, se propuso la universalización del acceso gratuito a los servicios públicos de atención especializada en trastornos del comportamiento a todos los menores en riesgo y no sólo a los que están dentro del Sistema de Protección o Reforma; y la potenciación del trabajo en red, involucrando a las Administraciones sociales, sanitarias, educativas y judiciales en la búsqueda de respuestas.

En la misma línea, la organización reclamó la disposición de recursos para el tratamiento de los casos graves y de servicios de consultoría en los casos leves y moderados, y una investigación cualitativa y cuantitativa en este ámbito que sirva de base de formación y capacitación de quienes están en contacto con el problema.

Asimismo, se promovió la creación de un observatorio de estos trastornos, una plataforma de coordinación, conocimiento y apoyo a las familias y profesionales del sector mediante un teléfono de atención y el soporte informático necesario, involucrando a instituciones públicas y privadas.

Además, el organismo apuntó hacia la reflexión y valoración "adecuada" antes de ingresar a los menores en centros de reforma, "al no ser éstos los lugares adecuados para el tratamiento de estos trastornos", y se propuso "la no estigmatización de los menores con diagnósticos alarmantes e inamovibles".

Finalmente, se aconsejó el análisis de la intencionalidad de un comportamiento para discernir entre la pertenencia o no a lo patológico, ya que no todos los comportamientos se identifican con un trastorno; y la sensibilización a la sociedad, a través de los medios de comunicación y de las instituciones implicadas.



Desamparo de las familias por falta de respuestas de los poderes públicos

Los menores con trastornos de conducta se han convertido actualmente en un grave problema social, cuyas consecuencias trascienden a las propias familias para recaer también sobre el vecindario, la escuela, el sistema sanitario o, incluso, los Tribunales de Justicia. Pero se trata además de un problema que rompe las tradicionales barreras sociales para afectar a familias de todas las capas y estratos sociales. A este respecto, sorprende el creciente número de casos de menores integrados en familias perfectamente normalizadas, no encuadrables en supuestos de desprotección, y que no obstante se muestran impotentes para contener los problemas conductuales del menor a su cargo.
La recepción de un número importante de quejas que mostraban el desamparo de las familias ante la falta de respuesta de los poderes públicos a sus repetidas demandas solicitando ayuda para afrontar los trastornos conductuales de sus hijos, llevó a esta Institución a plantearse la necesidad de iniciar una investigación para conocer en profundidad la situación en que se encontraban los menores andaluces afectados por algún tipo de trastorno del comportamiento.

lunes, 24 de marzo de 2008

4 Tipos de conflictos disruptivos en el aula (Cerezo)

1. Conflicto de rol: no todos tenemos la misma idea de cuál debe ser lafunción desempeñada por cada uno de los actores que se muevendentro del contexto escolar.
2.Conflicto de personalidad: este conflicto se produce al existir discrepanciasentre las necesidades del sujeto y sus posibilidades reales desatisfacerlas.
3.Conflictos entre los valores culturales fuera del aula y las expectativasinstitucionales, sobre todo del profesorado, dentro de ella. Por unlado, el profesor educa en valores, mientras la sociedad prioriza elhedonismo y la consecución inmediata de las metas, lo que provocaincongruencias muy difíciles de entender por parte del alumnado.Santos (1994) lo explica muy bien cuando habla de la contradicciónentre educar en valores y educar para la vida. De hecho, podemospreguntarnos: ¿le enseñamos a nuestros alumnos contenidos útilespara desenvolverse en la sociedad en la cual viven?
4. Conflictos entre las expectativas que genera el rol que uno ocupa y lapropia personalidad del individuo, por lo que el sujeto debe decidirentre una mala integración personal o una mala adaptación al rolasignado en la clase.

Preguntas para una investigación a un adolescente disruptivo

Para entender por qué ocurre el mal comportamiento o conductas disruptivas, en las aulas, debemos saber que todo comportamiento o conducta tiene un propósito. Antes que nada debemos entender que la conducta es cualquier cosa que hacemos o decimos. Todos tenemos muchos y diferentes comportamientos durante todo el día y todos tienen una razón. Para encontrar la razón podemos empezar por preguntarnos cuál es la ganancia, o sea, ¿qué es lo que la persona obtiene cuando tiene ese comportamiento? El responder a esta pregunta nos ayuda a saber como responder a la conducta.



¿ quiere atención?
¿ está tratando de mantener o tener control de la situación para sentir menos ansiedad?
¿ quiere una actividad o un objeto?
¿ está tratando de distraerse de algún sentimiento desagradable?
¿ está tratando que termine una actividad o una situación?
¿ está tratando que lo dejen solo?
¿ necesita ayuda para hacer algo?
¿ se siente asustado, ansioso o inseguro de qué hacer después?

Con estas preguntas podemos comenzar una investigación a un adolescente disruptivo

sábado, 22 de marzo de 2008


Un videojuego propone el acoso escolar a profesores y compañeros


Si polémico fue 'GTA: San Andreas', aquel videojuego en el que uno se tranformaba en delincuente sin escrúpulos, tanto o más va a ocurrir con 'Bully'. En este caso Rockstar Games ha ideado un juego en el que uno puede vivir el acoso escolar y su venganza. Se trata -efectivamente- de liarse a puñetazos y otras cosas con los más malos (o buenos) de la clase.


Bully ha sido un juego acompañado por la polémica desde los inicios de su desarrollo. Como su propio nombre indica, la temática del juego es el 'bully', es decir, el acoso escolar. En el juego, se nos propone tomar el papel del joven Jimmy Hopkins, un joven estudiante que se dedica a coaccionar tanto a profesores como a sus compañeros de clase.
Según informa The Game Tribune, Rockstar Games ha confirmado que, pese a la polémica, 'Bully' sigue en pleno proceso de desarrollo, aunque saldrá sólo para PlayStation 2 al cancelarse la versión para Xbox.
En EEUU, distintas asociaciones han llegado a comparar al protagonista del videojuego con los autores de la masacre de Columbine, en la que murieron veinte alumnos a mano de dos estudiantes.

Apología de un delito
La Asociación Contra el Acoso Escolar de Catalunya (Acaecat) ha reclamado a las autoridades españolas que prohíban la comercialización, a finales de este año, de 'Bully' por hacer "una clara apología del acoso escolar". Esta entidad considera que este juego "ha sido creado por una mente que, retorcidamente, busca únicamente un lucro económico".
En un comunicado, Acaecat -que ya denunció la existencia de este videojuego en octubre y solicitó al Gobierno que prohibiera su comercialización- denuncia que Rockstar Games empezará a vender el juego 'Bully' para PlayStation 2 a finales de 2006, coincidiendo con la campaña comercial para la Navidad, que concentra la mayoría de ventas de los juegos infantiles.
Además, denunció la supuesta apología del acoso escolar ante el Defensor del Pueblo y solicitó ayuda al Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo en Catalunya) y a la Asociación de Distribuidores de Videojuegos, poniéndose a disposición del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, entre otros organismos.

Los casos de acoso escolar de menores de 14 años superan a los causados por mayores


El número de delitos y agresiones en menores de 14 años que llegan a los juzgados ya supera a los protagonizados por alumnos que sobrepasan esta edad. La fiscal de Menores de la Rioja, Esther Alesanco, afirma que en estas etapas tempranas los alumnos también son objeto de acoso escolar y de conductas humillantes por parte de compañeros, algunas de las cuales le han llegado a sorprender personalmente por la corta edad de sus autores.
"Hay niños de 8 y 9 años que han llegado a dar patadas, collejas, golpes e, incluso, bajar los pantalones a otros de su clase. Ellos lo pueden llegar a entender como un juego, pero la víctima puede llegar a sufrir mucho", señala convencida de la necesidad de intervenir en estas situaciones, si bien reconoce que la Justicia no puede hacer "absolutamente" nada en estos casos porque se trata de menores de edad. La fiscal admite que las denuncias se archivan y lo que se hace es dar testimonio a los servicios sociales para que tomen medidas de protección respecto del menor infractor e informar al centro de la situación.
Donde sí se actúa y con un interés creciente por combatir este fenómeno es cuando se presentan denuncias por acoso escolar en estudiantes mayores de 14 años. En estos casos, Esther Alesanco ha tomado la decisión de recibir a los padres. "Me gusta hablar con la familia del niño acosado, porque generalmente da más detalles de los que trascienden en el expediente. El siguiente paso es tomar declaración en los juzgados a los menores implicados y, finalmente, ponerlos en manos de nuestro equipo técnico de psicológicos y asistentes sociales que es quien decide qué medida imponer".
La mayor parte de las veces las instrucciones que se dictan son de carácter pedagógico y gracias a la intervención del colegio, la mediación familiar y muchas veces después de cambiar de centro, la Fiscalía deja de intervenir. Pero en situaciones extraordinarias, cuando las anteriores instancias no pueden frenar la situación y el caso reviste gravedad se celebra un juicio y se sigue el mismo punto de partida que en situaciones de violencia de género.
En La Rioja ya se han dictado las primeras sentencias que obligan al agresor a mantenerse alejado de su víctima. "La medida que se aplica es la de libertad vigilada con orden de alejamiento y esto implica que el menor debe abandonar el colegio. Decidir quién no es fácil, porque trasladar al agresor supone trasladar el problema". Los padres de los escolares alfareños han mostrado su preocupación por los casos de acoso en las aulas, conocidos como "bullying". Así al menos se desprende de la última encuesta realizada por la técnico municipal en prevención de drogodependencias, Ana María Bermejo, entre 400 progenitores de niños que cursan estudios entre quinto curso de Educación Primaria y cuarto de Secundaria.
"La encuesta -explica la técnico- trataba, por una parte, de conocer el interés de los padres sobre diferentes temas educativos, de prevención de conductas adictivas y cuestiones de actualidad y, por otra, de averiguar las actividades que les parecían más interesantes con el fin de recibir información al respecto". Bermejo afirma que después de analizar las 400 encuestas realizadas, "los resultados han mostrado que los temas considerados como más relevantes son el acoso escolar, con el 63 por ciento; la comunicación y los conflictos con los hijos adolescentes, con el 58 por ciento, seguido de la forma de abordar con los hijos el problema del consumo de drogas, con el 53 por ciento".
En cuanto a las actividades preferidas por los padres, destacan la atención personalizada en los centros, el envío de documentación al domicilio y las conferencias y talleres. "Debemos señalar -afirma- que el análisis de los datos de esta encuesta servirá de base para confeccionar el programa de la escuela de padres y madres del año próximo".

viernes, 21 de marzo de 2008


'El problema de la violencia y la integración escolar es responsabilididad de todos'
Gonzalo Musitu Ochoa lleva más de 12 años investigando sobre temas relacionados con la familia y la escuela y, más recientemente, sobre la problemática de la violencia escolar durante la adolescencia. Actualmente, lidera desde la Universidad Pablo de Olavide el proyecto ‘Violencia e Integración escolar: aplicación y evaluación de un programa de intervención en la escuela’, mientras que en el capítulo de la transferencia de resultados, mantiene un contrato 68/83 (los que se establecen entre investigador y empresa) con la Fundación Alcohol y Sociedad, para analizar las implicaciones del botellón juvenil. (...) Volviendo al proyecto que me comentaba anteriormente, ¿cuáles son sus objetivos? Como su propio nombre indica, 'Violencia e integración escolar: aplicación y evaluación de un programa de intervención en la escuela', tiene dos fines principales: por una parte, estudiar la violencia escolar y los problemas de integración social de los adolescentes; y por otra, implementar y evaluar un programa de intervención centrado en la integración escolar y en la prevención y reducción de los problemas de conducta en la escuela. Así, realizamos investigación y formación, lo que nos permite comprometer al profesorado en los trabajos a la vez que nos formamos todos. ¿Qué metodología se va a seguir? Primero vamos a recopilar toda la información necesaria acerca de esta problemática de la violencia en las aulas y la exclusión social de los adolescentes en las escuelas. Utilizaremos técnicas cualitativas (entrevistas en profundidad y grupos de discusión) y cuantitativas (instrumentos que evalúan el ámbito individual, familiar y escolar), así como técnicas sociométricas que nos permiten conocer el grado de integración de los adolescentes en el aula (hay que distinguir entre los sujetos de estatus medio, los populares o líderes, los rechazados y los ignorados o aislados y sus perfiles psicosociológicos) y la percepción que tienen compañeros y profesores del alumno con dificultades. Una vez obtenidos los datos de una muestra de 860 adolescentes de ambos sexos, se seleccionará el centro público para la evaluación del programa de intervención. ¿Qué se pretende conseguir implementando este programa de intervención? Este programa de intervención psicosocial, al contemplar variables individuales, familiares y escolares, intentará potenciar recursos en cada uno de estos ámbitos con la finalidad de que los alumnos con problemas de exclusión se integren mejor en el aula y, en consecuencia, mejore también la calidad de vida de todos en un escenario tan importante y significativo como es la clase. Naturalmente que esta labor la llevamos a cabo con la colaboración del profesorado, que la consideramos indispensable. ¿Qué papel juega la familia en este proceso? La familia es una determinante esencial, no en vano es el primer contexto de socialización de los seres humanos. Pero también son importantes la escuela, los medios de comunicación y las nuevas pantallas y los iguales. Son muchos los agentes implicados con distinto protagonismo según el período evolutivo, pero la familia es, a mi juicio, el más importante en todos los momentos de la vida. Esto no quiere decir que sea culpable de los problemas de los hijos, pero sí es responsable. No hay que buscar culpables pero hay que asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde. Por eso, junto con el programa de convivencia en las aulas, aplicamos otro, que funciona paralelamente, a las familias con hijos adolescentes y que lo denominamos 'El programa Lisis', que se publicó recientemente en la editorial Pirámide. A efectos prácticos ¿cómo repercute el programa de convivencia a la hora de tratar la violencia en la escuela? En nuestros programas, lo que hacemos es utilizar técnicas que promuevan la participación de los alumnos en el aula, normalmente a partir de técnicas cooperativas, las cuales permiten organizar el aula en pequeños grupos participativos-cooperativos, en los que se promueven valores como la solidaridad, el respeto, la ayuda mutua, la tolerancia, etc. Cuanto mejor sea el clima en el aula, más se aprende y mejor se acepta la autoridad del profesor y más disfrutan alumnos y profesores. El resultado es que, pese a la dificultad que conlleva el poner en marcha estas técnicas y aceptar los valores implícitos, una vez que lo llevas a cabo se observan unos resultados muy positivos. Tengo entendido que esta experiencia se está desarrollando con gran éxito en Valencia desde hace cinco años. En este sentido, ¿qué puede decir de la situación de Andalucía? En Andalucía también se han hecho muchas cosas y muy interesantes, pero no en los términos que nosotros trabajamos. No se trata de decir cuál es mejor, se trata de aprender unos de otros. Ahora, lo mismo que hemos hecho en Valencia lo queremos hacer aquí. Para ello estamos en proceso de negociación con la Delegación de Educación de Sevilla de la Junta de Andalucía y esperemos que nos apoyen. Muchas veces echo en falta la aplicación de buenas políticas educativas que apoyen de verdad al profesorado. Los profesores necesitan el respaldo de las instituciones, no se les puede dejar solos en la tarea de educar. El problema de la violencia y de la integración escolar es responsabilidad de todos y debemos tratar de resolverlo, optimizando los recursos disponibles. En este sentido, familia, instituciones, servicios sociales y escuela y, si es posible, los medios de comunicación, tenemos que trabajar en la misma dirección. Parece, por tanto, que estamos condenados a entendernos... Desde luego que sí. No hay otra solución. Para evitar o disminuir los actos violentos y delictivos tenemos que tomar medidas conjuntas y comprometernos en la tarea. De nada vale el decir que este problema es de las instituciones, de la familia, de la escuela, o del propio sujeto. El problema es que estamos en una sociedad rabiosamente individualista y lo que propongo son valores solidarios y de compromiso con el bienestar colectivo y no sé hasta que punto esto es posible. Todavía tengo un cierto optimismo. Prueba de ello es que los programas que estamos implementando se fundamentan en la solidaridad, el respeto y la tolerancia. Y conseguimos resultados importantes, lo cual nos anima a seguir adelante. ¿Cómo se actúa en las situaciones de violencia escolar? En estos casos, la prevención desde la educación es crucial y la formación específica del profesorado es clave. Los profesores deben tener los recursos adecuados para afrontar sin estrés esta situación. Aquí es donde nuestra investigación tiene pleno sentido, puesto que ofrece instrumentos eficaces (obtenidos tras años de investigación y de experiencias reales) a los profesionales para tratar esa problemática. Pero no hay que olvidar a las familias, a las que se debe ayudar en todos los ámbitos, y no sólo en el psicológico. A este respecto, quiero finalizar diciendo que la verdadera aula es la que construyen profesores y alumnos, es un espacio simbólico, donde lo importante es lo que se construye entre quienes la habitan.

jueves, 20 de marzo de 2008

La Violencia En Niños Y Adolescentes

Los actos delictivos cometidos por niños o adolescentes están relacionados con trastornos psicológicos que reflejan tanto una disfunción social como una psicopatología individual. El autismo, las alteraciones del lenguaje y la hiperkinesia son algunos de los desórdenes mentales que se inician en la infancia y pueden prolongarse hasta la adolescencia, etapa en la que también pueden presentarse otras anomalías tales como manía-depresión, esquizofrenia, problemas de conducta y personalidad, cuyos efectos perduran hasta la edad adulta. Las manifestaciones de estos trastornos varían de acuerdo con el tipo de que se trate. Incluyen alteraciones del comportamiento, del estado emocional y del pensamiento, que resultan difíciles de entender e incluso pueden producir miedo si son agresivas, violentas o destructivas.
Cuando dichos desórdenes se presentan durante las etapas críticas del proceso de maduración, interfieren en el desarrollo psicológico y social normal de quienes los padecen y afectan sus relaciones familiares, sociales, escolares y laborales. Diagnosticar a tiempo una patología psiquiátrica o una alteración psicológica es fundamental para que los especialistas puedan diseñar un sistema integral de servicios de salud mental para tratar a niños y adolescentes, y reducir así el riesgo de sufrir otros trastornos. Esta guía aborda el problema de la violencia en niños y adolescentes desde una perspectiva psicosocial, que centra su atención en la evaluación psiquiátrica como punto de partida para que los profesionales de la educación y de la salud mental puedan prescribir una terapia que les permita afrontar y tratar este tipo de casos.

Introducción 1. El efecto emocional de la violencia en los niños 2. Los antecedentes de los delincuentes juveniles violentos 3. Evaluación psiquiátrica del Niño y del adolescente violentos destinada a su comprensión y a una intervención eficaz 4. Evaluación y supervisión psicológica de los niños y de los adolescentes violentos 5. Enfoques psicosociales para comprender y reducir la violencia en los jóvenes 6. Las raíces de la violencia sexual en los niños y en los adolescentes 7. La viiolencia en la adolescencia 8. El niño violento y su familia 9. La violencia racial y los jóvenes 10. La televisión y el bienestar de los niños y los jóvenes 11. Riesgo y peligro en las actividades de esparcimiento juveniles 12. La terapia de grupo con niños y con adolescentes violentos Bibliografía Índice onomástico Índice analítico

martes, 11 de marzo de 2008


Los menores violentos irán a cursos para reeducarlos

Las clases serán parecidas a las de los maltratadores. Acudirán jóvenes agresivos condenados y padres voluntarios. También se harán en institutos.
Frenar la oleada de violencia juvenil de las últimas semanas y reeducar a los menores agresivos. Con este objetivo, la Audiencia de Alicante va poner en marcha un plan formativo para jóvenes violentos.

Estas sesiones, que se prevé que se realicen durante este año, serán similares a las que se han desarrollado para condenados por maltrato doméstico y por delitos contra la seguridad del tráfico en Alicante.

El curso está destinado a los menores condenados y, de forma voluntaria, estará abierto a padres que quieran instruirse en cómo rebajar la agresividad de sus hijos, si ellos creen que son violentos. Proyectos como éste pretenden frenar el fenómeno de la violencia juvenil. Hace dos días, sin ir más lejos, la Policía detuvo a cinco jóvenes acusados de dar una paliza a un deficiente psíquico en carnavales.

El segundo problema

El presidente de la Audiencia, Vicente Magro, señaló ayer que «el segundo problema de la sociedad es la violencia juvenil», por detrás de la violencia de género, y dijo que la Ley del Menor «establece la posibilidad de la reeducación», pero «el problema es encontrar el foro o el ámbito adecuado».

Por ello, quieren implicar también a la Conselleria de Educación para que se realicen las sesiones en los propios centros escolares y en las universidades.

4 preguntas a...

Ángela Serrano experta en violencia

1 ¿Por qué son violentos los jóvenes? Influyen factores familiares, escolares, sociales... Cuando se combinan, y hay poca capacidad para resolver adecuadamente los conflictos, estalla la violencia.

2 ¿Hay más casos o es que ahora salen más a la luz? Nunca la violencia se puede considerar ‘normal’ porque eso equivaldría a equipararla a lo legal. Estamos más sensibilizados, hay más conocimiento y se detecta más fácilmente si un acto es violento. Las víctimas también denuncian más.

3¿Quien graba una agresión en el móvil, lo hace por crueldad? La sociedad debe enseñar a usar las tecnologías correctamente. Son casos puntuales, pero no podemos negar el efecto mimético y de refuerzo: dan ideas a quien no las tenía, y el agresor se recrea cuando ve la grabación.

4¿Qué se puede hacer? La familia, la escuela y la sociedad deben educar en los valores, en especial en la empatía y en reconocer los derechos propios y ajenos.

martes, 4 de marzo de 2008

ACOSO A UN PROFESOR

¿Cómo afrontar la mala conducta en el aula?

La Administración no trata de forma uniforme las faltas graves de disciplina de un alumno en el aula, a pesar de que cuestionan la autoridad del profesor, le acarrean problemas psicológicos y alteran gravemente la convivencia en el aula.

En los últimos meses se han producido un número importante de informaciones sobre los problemas de convivencia en los centros. Los problemas de convivencia que han aparecido se han limitado a las agresiones y amenazas al profesorado por parte de alumno o familiares de los alumnos.
Pero hay otros conflictos de convivencia en los centros, más silenciosos, más cotidianos, que los medios de comunicación no hacen mención a ellos y que una parte del profesorado los sufre: son los conflictos dentro del aula, las conductas disruptivas, es decir de brusca ruptura, de los alumnos, que impiden el desarrollo normal del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Las conductas disruptivas más graves (como increpar al profesor, poner en cuestión su profesionalidad, actitudes agresivas, absentismo del grupo de alumnos-), es decir, aquellas que atentan a la dignidad del profesorado, que impiden totalmente la actividad docente, y que frecuentemente se convierten en acoso por parte de los alumnos hacia el profesorado, y en las que participan todos o una parte muy importante del grupo-clase, requieren una reflexión seria por parte de la comunidad educativa.

Cuando estas situaciones se dan en el aula, entre el profesor y los alumnos, la actitud y tratamiento de la administración educativa no es uniforme, así en los casos que hemos seguido en nuestro sindicato, le dan excesiva importancia a las opiniones de los alumnos, se intenta la conciliación, y otras medidas, pero generalmente estas conductas, independientemente del proceso de corrección, conllevan la baja laboral del profesorado y problemas psicológicos, y frecuentemente el cambio del profesor de centro o aula.

"La disrupción está muy relacionada con el fracaso escolar y, en consecuencia, su tratamiento debe abordarse desde los mismos ámbitos: el currículo, la organización escolar, las interacciones personales y el estilo docente".

No obstante, esta realidad de los centros, este tipo de conductas disruptivas graves para la convivencia en las aulas, tiene que ser estudiada lo antes posible, con el objetivo de unificar criterios y protocolos de actuación e intervención en el aula, y consiguientemente desarrollar normas y medidas definidas, y lo que es más importante salvaguardar la autoridad del profesor y su labor docente.

FACTORES DE RIESGO PARA LA CONDUCTA DISRUPTIVA

FACTORES QUE AUMENTAN EL RIESGO DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS
CARACTERÍSTICAS INTRÍNSECAS DE LA ENSEÑANZA FORMAL:

Se dan relaciones estrechas, entre personas en distintos estadios evolutivos.
Los niños y adolescentes son seres en desarrollo, por lo que no poseen la
madurez y civismo necesarios; además, sus características evolutivas dificultan
la adaptación a los requerimientos educativos (permanecer inmóvil largo tiempo,
no charlar con los de al lado, prestar atención mantenida, cierta rebeldía contra
las reglas y autoafirmación características de la adolescencia, etc.).
El acto de aprender es un proceso costoso, que suele exigir gran esfuerzo
mental e inversión de energía; y no todos los alumnos están dispuestos a ello…
CAMBIOS EN LA SOCIEDAD ACTUAL:

Modificación de ciertos valores, por ejemplo, ha disminuido el respeto a la
autoridad. Se ha pasado de una relación vertical entre el adulto y el menor, a
una relación horizontal, en la que el menor se iguala al adulto, incluso, a veces le
supera.
Excesiva sobreprotección de los menores, que está favoreciendo en ellos baja
tolerancia a la frustración, baja capacidad de esfuerzo, ausencia de sentimiento
de responsabilidad personal y de culpa, etc.
Estamos inmersos en un mundo visual y sonoro (TV, internet, videojuegos,
etc.), en que prima el movimiento, la variedad de estímulos llamativos y
cambiantes. Todo ello deja huella en el modo de operar de la mente del menor,
pudiendo dificultar su adaptación a las condiciones de aprendizaje formal (por
ejemplo, atención mantenida en explicaciones, mayormente verbales y, a veces,
extensas, sobre temas que no siempre son dinámicos o divertidos).
Aumento de la diversidad: coexisten alumnos con diferencias culturales, en
intereses, capacidades, motivaciones, etc.
Percepción por parte del alumnado de falta de perspectivas de futuro (por
ejemplo, incertidumbre en el empleo). Así, muchos jóvenes tienen la idea es
mejor vivir al día (presentismo).
VARIABLES INTERNAS DEL AULA/CENTRO:

Factores Organizativos y de Currículo (métodos pedagógicos y estilos de
enseñanza, agrupamientos, distribución espacial, horario, clima socio-afectivo y
comunicaciones, aplicación del régimen disciplinario, sistemas de evaluación, etc.).
CONDUCTAS DEL DOCENTE:

Comportamientos como olvidar o no cumplir lo prometido (cierto material,
actividad divertida, etc.), llegar tarde o salir antes sin justificar o de forma habitual,
utilizar el móvil en clase, no ser objetivo al resolver conflictos, etc.
CARACTERÍSTICAS DEL ALUMNO:

Entre otras, baja motivación por el estudio, déficits cognitivo-perceptivos, trastornos
del comportamiento (por ejemplo, Déficit de Atención con Hiperactividad), etc.

Transtorno

¿Qué son las conductas disruptivas?

El término conducta disruptiva o desorgani-
zadora se refiere a un patrón de descontrol de
la conducta, observable, capaz de desorgani-
zar tanto las actividades interpersonales
como las de grupo. Es importante distinguir
entre “niños activos con una conducta apro-
piada a la edad de su desarrollo” de los que muestran un patrón persistente de descontrol con-
ductual que provoca alteraciones sociales y/o académicas. Claramente, no todo niño con una
conducta inapropiada tiene “trastorno de conducta”. La gravedad, la intensidad y el patrón de
conducta que aparece como negativa, desafiante, disruptiva, destructiva o agresiva sirven para
distinguir estas condiciones que están relacionadas:
• Trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA)
• Trastorno de oposición desafiante (TOD)
• Trastorno de conducta disruptiva – sin especificar (TCD-SE
Menores violentos. Una epidemia más allá de la familia o la escuela


El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, alerta a la sociedad en general y a las administraciones en particular acerca del incremento importante que "parece" estar registrándose de los menores aquejados por algún tipo de trastorno del comportamiento, ya venga éste asociado a algún tipo de patología clínica o no.
Esta es la principal conclusión del último informe laborado por Chamizo y facilitado ayer a la prensa: `Menores con trastornos de conducta en Andalucía´. El documento refleja la recepción de un número importante de quejas que mostraban el desamparo de las familias por la falta de respuesta de los poderes públicos ante esta realidad.
Los menores con trastornos de conducta se han convertido actualmente en un "grave problema social", cuyas consecuencias trascienden a las propias familias, para recaer también sobre el vecindario, la escuela, el sistema sanitario o, incluso, los tribunales de justicia, dice el defensor.
Según Chamizo se trata además de un problema que rompe las tradicionales barreras sociales para afectar a familias de todas las capas y estratos sociales.
El continuo aumento de menores inculpados por delitos de violencia en el ámbito familiar, el incremento "significativo" de las condenas a este sector de la población por delitos "graves" contra las personas y las cosas empleando una "violencia excesiva e innecesaria" y la subida de las sentencias por casos de acoso o violencia escolar es el marco que presenta actualmente la sociedad.

Más delitos. El Defensor del Pueblo Andaluz cita además actitudes antisociales de menores en grupos y el aumento de los jóvenes con comportamientos disruptivos en el aula con grados significativos de reincidencia. Chamizo cree "preocupante", asimismo, el incremento del número de casos en que estos menores presentan conductas especialmente violentas o agresivas.
El ámbito social también arroja datos que alertan del aumento de situaciones conflictivas en el ámbito social y familiar y de pandillas de jóvenes violentos que atacan, roban o intimidan a otros menores o a adultos.
En definitiva, Chamizo determina que parece evidente que estos datos reflejan un incremento de los comportamientos antisociales protagonizados por menores y que son cuanto menos indiciarios de que puede haberse incrementado el número de menores con trastornos de conducta, ya que éstos son comportamientos típicos en menores aquejados de este tipo de problemas conductuales, reza el documento.
"Pero es que, además, existen una serie de datos que sí contemplan específicamente la variable del trastorno de conducta del menor y que nos llevan a concluir que, efectivamente, la presencia de este problema se está incrementando en nuestra sociedad", resalta.
Según el informe, en Andalucía 664 niños tienen necesidades educativas especiales asociadas a trastornos graves de conducta. Málaga, con 139, es la segunda provincia de la región en estos casos, por detrás de Sevilla, que contabiliza 220 alumnos.
Chamizo concluye que existen deficiencias y carencias en los procesos de atención temprana de estos trastornos, motivadas por la falta de medios y la "deficiente" organización y preparación de los recursos públicos que deberían asumir la labor de detección del problema, especialmente en lo que se refiere a los servicios sanitarios.
En este punto, reclama además la necesidad de que efectúen diagnósticos integrados en los que, además de los aspectos estrictamente sanitarios, se contemplen todos los condicionantes familiares, educativos y sociales que inciden en la valoración del trastorno que padece el menor.
También resalta igualmente carencias en los servicios educativos y sociales, demandando que se complete la red de recursos. Pide además que se elabore un plan de intervención entre las diferentes administraciones en este sentido.

El consumo de alcohol y de drogas sube un 3% los trastornos graves de conducta.

Expertos en Salud Mental Infantil reclaman un plan especial que vincule a Educación, Sanidad, Bienestar Social y Justicia para abordar los comportamientos disruptivos.


Los menores que padecen trastornos graves de conducta y necesitan tratamiento psiquiátrico suman ahora un 3% más que hace dos años y los expertos consultados apuntan al cada vez más temprano consumo.
Estudios recopilados por expertos de la Unidad de Salud Mental Infantil del Hospital de San Juan sitúan en un 11% el total de jóvenes en edad escolar, menores de 18 años, que presentan un diagnóstico de conducta perturbadora o disruptiva en cualquiera de sus grados.
Hace tan sólo dos años estas mismas cifras arrojaban un 8%.

La Permanente provincial de directores de Secundaria alertó a la Conselleria de Educación sobre la necesidad de que profesionales psiquiátricos trataran a estos alumnos para abordar de manera más eficaz la convivencia
Tipos de conducta Entre los tipos de conductas perturbadoras que en mayor proporción sufren los niños en edad escolar figura la hiperactividad, que alcanza a cerca del 7% de todos los casos diagnosticados. Además, hasta la mitad de los alumnos hiperactivos acaban desarrollando algún tipo de trastorno más grave si no son tratados
Aproximadamente otro 3%, entre el total del 11% diagnosticados con trastornos de comportamiento, presentan el tipo de conducta que se denomina «negativista desafiante». Son niños que tienen «el no en la boca todo el tiempo».
Se pican y se enfadan con facilidad hasta el punto de que suelen explotar con una frecuencia de hasta tres veces a la semana «e incluso más». Además estos niños nunca asumen que tengan la culpa de nada.
Finalmente se evoluciona en cerca de un 2% de los casos hacia el tipo de trastorno de comportamiento más grave de todos: el disocial. En estos ocasiones la oposición del alumno deriva hacia la violación de normas como son el no pegar, no robar o no incendiar, hasta el punto de consumar un delito.
Tanto la genética como el entorno social y las emociones y cogniciones contribuyen a la aparición de estas conductas perturbadoras en los menores, y el acercamiento al consumo de sustancias tóxicas - drogas y alcohol - en edades cada vez más tempranas ha disparado el porcentaje en tres puntos en el plazo de dos años. «Es muy probable que también haya aumentado la sensibilización hacia estos trastornos entre los responsables de los centros escolares pero la edad a la que se acercan al botellón ya ha descendido a los 12 años».
Expertos clínicos añaden que ese consumo «puede precipitar un trastorno de comportamiento siempre que exista de antemano cierta predisposición».