martes, 4 de marzo de 2008

ACOSO A UN PROFESOR

¿Cómo afrontar la mala conducta en el aula?

La Administración no trata de forma uniforme las faltas graves de disciplina de un alumno en el aula, a pesar de que cuestionan la autoridad del profesor, le acarrean problemas psicológicos y alteran gravemente la convivencia en el aula.

En los últimos meses se han producido un número importante de informaciones sobre los problemas de convivencia en los centros. Los problemas de convivencia que han aparecido se han limitado a las agresiones y amenazas al profesorado por parte de alumno o familiares de los alumnos.
Pero hay otros conflictos de convivencia en los centros, más silenciosos, más cotidianos, que los medios de comunicación no hacen mención a ellos y que una parte del profesorado los sufre: son los conflictos dentro del aula, las conductas disruptivas, es decir de brusca ruptura, de los alumnos, que impiden el desarrollo normal del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Las conductas disruptivas más graves (como increpar al profesor, poner en cuestión su profesionalidad, actitudes agresivas, absentismo del grupo de alumnos-), es decir, aquellas que atentan a la dignidad del profesorado, que impiden totalmente la actividad docente, y que frecuentemente se convierten en acoso por parte de los alumnos hacia el profesorado, y en las que participan todos o una parte muy importante del grupo-clase, requieren una reflexión seria por parte de la comunidad educativa.

Cuando estas situaciones se dan en el aula, entre el profesor y los alumnos, la actitud y tratamiento de la administración educativa no es uniforme, así en los casos que hemos seguido en nuestro sindicato, le dan excesiva importancia a las opiniones de los alumnos, se intenta la conciliación, y otras medidas, pero generalmente estas conductas, independientemente del proceso de corrección, conllevan la baja laboral del profesorado y problemas psicológicos, y frecuentemente el cambio del profesor de centro o aula.

"La disrupción está muy relacionada con el fracaso escolar y, en consecuencia, su tratamiento debe abordarse desde los mismos ámbitos: el currículo, la organización escolar, las interacciones personales y el estilo docente".

No obstante, esta realidad de los centros, este tipo de conductas disruptivas graves para la convivencia en las aulas, tiene que ser estudiada lo antes posible, con el objetivo de unificar criterios y protocolos de actuación e intervención en el aula, y consiguientemente desarrollar normas y medidas definidas, y lo que es más importante salvaguardar la autoridad del profesor y su labor docente.

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